lunes, 30 de junio de 2014

GUERRA FRÍA AL INTERIOR DEL ´PACTO DEL FUSIL´

El control territorial del centro de Medellín se encuentra en disputa. Una nueva guerra se está presentando por el monopolio del sector, la cual arroja como resultado homicidios y desapariciones que ante la opinión ciudadana se presentan como casos aislados sin correlación alguna, hechos violentos que se adjudican a la delincuencia común cuando en realidad hacen parte del crimen organizado que opera en el sector.

Tradicionalmente, y aunque es negado de forma constante por la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá (Meval), el centro de la ciudad ha sido controlado por la estructura conocida como Las Convivir, las cuales son amparadas por la organización criminal “La Oficina del Valle de Aburrá”. Esta versión puede verificarse consultado a cualquier habitante, flotante o no, que tenga un negocio comercial ubicado en el sector, ya que estos están obligados a pagar “vacunas” semanales que oscilan entre los 40 y los 80 mil pesos dependiendo del tipo de negocio, aunque algunas han alcanzado los 200 mil pesos. Anotando además que los grandes negocios o macro empresas pagan vacunas millonarias.

Para generar mayor claridad, debe entenderse que el amparo que ofrece “La Oficina” a “Las Convivir” obedece al trabajo que éstas ejecutan para ellos: ejercen el control territorial y armado de la zona y son quienes cobran la plata de las extorsiones (‘vacunas’). Sin embargo, su función principal es garantizar el trabajo y cuidar las zonas de los jefes del microtráfico en la Comuna 10 La candelaria, que son alias “Don Omar” y alias “Don Pedro”, el primero de estos amparado por la organización madre, “La Oficina del Valle de Aburrá”.

 Los jefes del microtráfico en el centro
 “Don Omar”
Es un ex sargento de la Policía Nacional. Actualmente maneja más o menos el 30 por ciento del microtráfico del centro y también controla cerca de 20 hoteles del sector que son utilizados para el consumo de droga, denominados por algunos habitantes del territorio como “ollas de vicio”, algunas de estas edificaciones también funcionan para el guardado y custodia del producto.
Este jefe del microtráfico se moviliza en un carro blindado y tiene su centro de operaciones en un lugar conocido como “El Parqueadero”, ubicado cerca a la Plaza Minorista y la bomba de gasolina del sector, cuya fachada funciona como tal y también como compra-venta de automotores. Su anillo de seguridad está conformado por ocho personas cuyo jefe de seguridad es alias “Jaime” o “El Flaco”, y de este esquema de seguridad, presuntamente, también harían parte miembros de la Sijin. Todos portan fusiles de alto calibre y cuidan El Parqueadero de día y noche.
Una fuente cercana a “Don Omar” relató que éste personaje presuntamente “controla una parte de la estación de la policía de La Candelaria. Les paga la nómina los viernes, lo hacía en el parqueadero, ya se cuida un poco más y no lo hace tan seguido ahí. Unos policías llegaban uniformados y otros de civil. Les daba 50 mil pesos a los que llegaban como “rasos”, como sin rango, a veces ni los conocía, sólo les pedía que se quitaran el casco, las gafas y les preguntaba si ya les habían informado como era la vuelta, a lo que le respondían que sí y recibían el dinero; pero también llegaban unos carros de la policía, unas patrullas, a estos les daba 300 mil pesos, pero no se acercaban a hablar con el jefe, ‘Don omar’ les mandaba la plata hasta el carro, lo que significaba que eran de mayor rango”.

Alias “Don Omar”, es un hombre que todo lo resuelve a muerte, asegura la fuente, y relata que incluso llegó a asesinar a su jefe de sicarios, alias “El Bisco”, porque le robó un arma para venderla en el mercado negro. “Don Omar” lo vio por las cámaras de seguridad y al día siguiente le pidió el arma bajo la excusa de cambiársela por otra mejor, una vez desarmado lo mató.
También controla dos “casa del terror” cercanas a “El Parqueadero”, en donde torturan y desmiembran a los que consideran enemigos o a quienes tienen orden de desaparecer. Las usa y controla desde hace cinco o seis años aproximadamente. Uno de los casos fue la pareja que se encontró desmembrada y en bolsas detrás de la Plaza Minorista, cerca de la autopista del río Medellín. “Eran tres personas, dos hombre y una mujer. Habían pasado como tres veces por el frente de El Parqueadero, entonces le avisaron al viejo y éste salió a mirar. Pidió que se los trajeran. Gente de la Sijin los detuvieron, les hicieron una requisa y a la mujer le encontraron un ‘38’ en el bolso. Ellos mismos (presuntos miembros de la Sijin) metieron a esa gente al parqueadero y se la entregaron a ‘Don Omar’, lo que pasa es que la mujer del viejo había tenido problemas con gente del cartel de Cali. Uno de ellos se voló, a los otros esa noche los movieron a una casa del terror de donde salieron picados; un carretillero los traslado en bolsas y los llevó detrás de la minorista, a la autopista del río y ahí los dejaron, al otro día se encontraron los cuerpos”, relató una fuente allegada al delincuente.



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