lunes, 7 de octubre de 2013

El refugio humanitario de Barbosa reivindicó las luchas de miles de campesinos, mineros e indígenas

Las décadas de abandono estatal y las difíciles condiciones de vida que nos han sido impuestas a los miles de colombianos quienes día a día enfrentamos el conflicto social y armado, nos llevaron a que de manera unánime expresáramos nuestro inconformismo por las políticas públicas que solo benefician al gran capital y van en contra de las mayorías oprimidas del país. De esta manera, las reivindicaciones propias de cada lugar del país fueron apareciendo y posicionaron el Paro Nacional Agrario  y Popular de tal manera que puso en la cuerda floja la “buena” imagen del gobierno de turno.
Desde el día 18 de agosto más de mil doscientas personas entre mineros, campesinos e indígenas
del Nordeste Antioqueño iniciaron su desplazamiento hacia el casco urbano del municipio de Segovia para hacernos partícipes desde ese escenario de resistencia. En esta ocasión no se dieron a esperar los hostigamientos y persecuciones tanto a líderes como a la comunidad que se encontraba ubicada en el coliseo municipal, donde debido a las diversas formas de amedrentar y hostigar a los manifestantes y sin contar con las garantías necesarias para permanecer allí, nos vimos en la obligación de declararnos en refugio humanitario  y trasladarnos al municipio de Barbosa, lugar que con el trascurrir de los días iba congregando a más delegaciones de municipios como Anorí, Taraza, Valdivia, Ituango, Tierralta, Bagre, Nechi y Guamocó, organizadas en la Coordinación Agrominera del Noroccidente y el Magdalena Medio Colombiano, llegando a concentrar a más de tres mil personas.  
Durante la concertación entre los voceros de  la Mesa de Interlocución y Acuerdo (MIA) - Antioquia y el gobierno nacional,  los campesinos  teníamos que afrontar las violentas arremetidas por parte de agentes del Esmad que en compañía de hombres de civil atacaban el campamento de refugio humanitario. Así mismo, se agudizaron los hostigamientos, los reclutamientos forzados, las capturas ilegales, el abuso de autoridad y el uso excesivo de la fuerza por parte de efectivos de la fuerza pública, vulnerando y violando  los Derechos Humanos e infringiendo  el Derecho Internacional Humanitario. Así como en Segovia, desde la llegada de las comunidades al municipio de Barbosa, la presencia del Estado se reflejó con la presencia de agentes de la Sijín"...


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