sábado, 14 de septiembre de 2013

Mexico. Crónica del desalojo de una nación

México, DF. Humean en el Zócalo capitalino montones de ropa abandonada, zapatos sin su par, ollas con el arroz derramado, medicinas, credenciales de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, sillas y anafres aún encendidos.
Pasaron dos horas y media desde el plazo que fijó el gobierno federal como ultimátum para que los profesores disidentes desalojaran el lugar –las 2 de la tarde del 13 de septiembre- y las cuadrillas de limpieza del gobierno local ya entran por la avenida 20 de Noviembre. Los policías federales se toman fotografías unos a otros frente al panorama de carpas destruidas y sonríen. La imagen de lo que consideran su victoria. Un pelotón grita su lema: “Servir y proteger al pueblo”, como en una película gringa. Mientras, las persecuciones y enfrentamientos se suceden en las calles del primer cuadro del centro histórico y en el Palacio de Bellas Artes.
Antes del plazo fijado para el desalojo, algunos profesores se retiran. Otros permanecen en el plantón y comienzan a salir cuando los policías federales lanzan gases lacrimógenos. En las calles de alrededor del Zócalo -5 de mayo, Isabel La Católica, 16 de Septiembre- contingentes policiacos se distribuyeron cuadra por cuadra, avanzando y replegando a los últimos grupos de manifestantes, jóvenes la inmensa mayoría, que lanzan algunas piedras, palos y tuercas con resortera a los uniformados. Mientras, grupos de curiosos se asoman por las puertas y ventanas, grabando con sus teléfonos y tomando fotografías; algunos lanzan chistes y se fotografian frente al contingente policiaco.

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