lunes, 4 de junio de 2012

Memorias de un despojo.



Funcionarios de la Alcaldía de Medellín: Espacio Público, Bienestar Social y la policía llegaron a las seis y media de la mañana al asentamiento ubicado en la ladera que está entre los barrios La Cruz y Bello Oriente, para desalojar más de 25 familias que habían construido sus casas, hechas de madera y plásticos. En esta comunidad la mayoría de personas son desplazados de municipios de Antioquia y el Chocó. Este es el segundo desalojo que sufren, el primero fue el 26 de abril. El Municipio de Medellín llevó varias volquetas en las que acumularon los destrozos de lo que fueron sus casas.

8:30 a.m.
El acceso para los periodistas fue restringido por la policía que permanecía agolpada en ambos costados de ladera, custodiando los caminos para entrar o salir. Al tiempo, varios oficiales tomaban fotos a las personas que protestan por el desmonte de sus casas y el trato que recibían.
Llegaron funcionarios de la Personería, les decían a las personas de la comunidad que las soluciones debían ser concertadas con el gobierno, que es necesario hacer una encuesta para aclarar quién puede acceder al subsidio de arriendo y, además, corroborar quiénes, realmente, son desplazados. Que dichos trámites deben realizarse en la Unidad Permanente de Derechos Humanos.
Las personas que viven en este lugar son, la mayoría, madres cabeza de hogar, desempleadas; son pocos los hombres. Cada que los servidores del estado pretendían tumbar una casa, los niños se escondían en esta y los demás, los jóvenes y los adultos, la rodeaban.

9:00 a.m.
El Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) llegó al sector por el costado de Bello Oriente. Mujeres adultas y jóvenes agarraron palos para defenderse, al menos 3 de ellas llevaban machetes. Eran más 250 personas uniformadas con chalecos de  Espacio Público, El Municipio de Medellín, Secretaría de Gobierno con picas, almádanas, machetes y palos, permanecían en el lindero con La Cruz, custodiados por decenas de policías. A cada rato, se abucheaban y azuzaban con los habitantes del sector.
Las expresiones eran rabia, desespero y temor. Cuando intentaban tumbar las dos primeras casas que pertenecían a dos mujeres afros, ellas intentaban defenderse y decían que no tenían a donde ir con sus familias. Dos hombres de Espacio Público rompieron con machetes los costales que servían de diques para levantar la casa. La comunidad reaccionó y empezó un cruce de golpes y jalones entre unos y otros.

9:20 a.m.
El ESMAD incursionó en el sector y al instante se escucharon disparos de  perdigones que se estrellaron contra algunos ranchos, al tiempo, lanzaron gases lacrimógenos verdes. El pánico se apoderó de la comunidad. Todos corrieron a buscar protección. La corriente del viento se llevó parte del gas lacrimógeno y los gritos. Bombas aturdidoras explotaron y el pánico se incrementó, niños, jóvenes, adultos y embarazadas estaban en riesgo. Mientras tanto, los funcionarios aprovecharon el pánico para iniciar el desmonte de las casas. “Uno les habla de buena manera y a ustedes siempre les gusta todo por las malas” le dice un agente del ESMAD a María, una mujer de la comunidad; presa de rabia, le grita que fue agredida por un oficial de policía.

10:00 a.m.
Fuimos perseguidos por personal de la policía y nos exigieron retirarnos del sector. Nos llevaron hasta una de las vías de salida custodiada por el ESMAD.
Victoria, habitante de la comunidad, señaló el lugar donde estaba su casa y después de gritar y llorar se desmadejó en el suelo frente al ESMAD, a su lado, Xiomara, su hija de 16 años, protestaba.
Todo el tiempo un hombre de civil, que llegó al lugar desde que empezó todo, tomó fotografías y filmó con un BlackBerry a todas las personas. En un momento, nos preguntó para quién trabajábamos. El sujeto, que no tenían ninguna identificación, dio dos versiones de quién era él, primero dijo que era de Derechos Humanos, luego dijo que era periodista. Se le veía moverse con tranquilidad, hasta que varias personas notaron su presencia, entres ellos, los representantes de Pastoral Social. Se supo que el hombre y otros dos que luego aparecieron eran miembros de la DIJIN que estaban de incógnitos.

10:27 a.m.
Los hombres de Espacio Público, Secretaría de Gobierno y del Municipio de Medellín se formaron en cadeneta y empezaron a llevar hacia las volquetas la madera con que la gente construyó sus casas.

10:55 a.m.
Algunas personas se resistieron a abandonar sus enceres, las tablas y las tejas de zinc para evitar perderlos. A cada rato, se enfrentan verbalmente con los funcionarios custodiados por el ESMAD y la policía que también amedrantan a los civiles y los desalojan.

11:16 a.m.
Varias mujeres reconocieron entre los de Espacio Público a un hombre que según Erika Yohana de 17 años, quien tiene 8 meses de embarazo, la agredió en el anterior desalojo. Y Xiomara, dijo, enfurecida, que también, en esa ocasión,  le descompuso la mano a su hermana Darlyn Dayana de 10 años, cuando intentaba evitar que el funcionario derrumbara la casa.

11:22 a.m.
El  ESMAD comenzó a hostigar de nuevo disparando gases y perdigones.

11:28  A.M
Agentes de la policía arremetieron contra las personas que quedaron en el sector.
Un joven conocido como el “Flaco”, que trataba de defender a la comunidad, fue detenido, esposado y conducido aparte de las demás personas hasta el lugar donde la comunidad había construido la cocina comunitaria, fue interrogado y se lo llevaron esposado. También fue detenido Yeison un joven de unos 20 años, hijo de María. Alejandro Sierra, representante de un ong defensora de los derechos humanos, trataba de intermediar cuando fue arrojado a empujones por agentes del ESMAD desde uno de los costados de la ladera de no menos de dos metros de altura hacia una de las vías de acceso.
Agentes de la policía increparon al personal de Pastoral Social por su papel de veedores y les exigieron retirarse del sector.

12:20 p.m.
Mientras personas de la comunidad trataban de salvaguardar ropa y enseres a la intemperie, y pedazos de tejas de zinc, los funcionarios detuvieron la destrucción de los ranchos para tomar el refrigerio. 

1:00 p.m.
Al retomar el desmonte, una mujer afro reclamó a un funcionario de Espacio Público el trato a sus enceres que este maltrataba. La mujer lo agredió y él respondió lanzándoles un tronco de madera, la mujer le tiró un pedazo de palo que no logró impactar e intentó tomar otro pedazo de madera, otro funcionario de Espacio Público se metió en la pelea. El padre John Alexander, de Pastoral Social, intervino para defender la mujer.
La comunidad vencida en su intento por resistir, se quedó a mirar como tumbaban todo. Los servidores del estado culminarían su trabajo hacia las 3:30 p.m.

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